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Quiero agradecer por la felicidad en el rostro de mis hijas. Esta injusta y arbitraria situación, nos ha dado dolor y mucha tristeza, pero también nos ha traído esperanza, fe y orgullo. Esperanza en que se haga justicia, fe en las instituciones y sus representantes y orgullo de ser quienes somos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

CONOCIENDO A ENRIQUE

Hace unos 8 o 9 años a través de un amigo en común en Barcelona-España conocimos mi marido y yo a Enrique Villanueva Molina y a su familia. A simple vista “Quique” parecía un hombre común pero al comenzar a hablar con él nos dimos cuenta enseguida de que detrás de su humildad y su sonrisa franca y sincera había un hombre que no era nada común Había un hombre brillante, que tuvo la capacidad de desprenderse de un pasado doloroso, para sembrar un presente y cosechar un futuro libres de los fantasmas del ayer.  Se había cultivado intelectualmente y procuraba con sus actos inculcarles a sus hijas el sentido del respeto a los demás. Un hombre familiar sobretodas las cosas, que actuaba siempre en búsqueda de mejorar su entorno a través de su aportación académica.
Desde el primer momento, Enrique, Patricia y sus hijas, nos acogieron como parte de la familia. Fueron innumerables las tardes en las que alrededor de una mesa tomando una merienda-cena, que para los chilenos se denomina "la once", hablábamos durante horas de la vida, de nuestros proyectos profesionales, de la familia y de muchos otros temas, incluidos la política. En alguna ocasión nos relató sus experiencias duras y difíciles, pero en ninguna de aquellas conversaciones había ni un atisbo de acritud, de resquemor o de palabras malsonantes para los que le hicieron daño.
Simplemente lo entendía como aprendizaje de vida y un escalón más para ser mejor persona. Esa actitud objetiva, sosegada y respetuosa, es lo que más admiración me causa al pensar en él.
Quique prefería sin embargo, hablar de cosas más productivas, de sus proyectos en las redes virtuales, de sus perspectivas de futuro en la búsqueda de la excelencia académica. Siempre hablábamos de nuestras preocupaciones acerca de la educación de los más jóvenes, de los valores que se debían inculcar a los hijos y de la importancia que esto tiene en el desarrollo de una nación.
Soy una mujer joven y en el momento que lo conocí apenas estaba terminando de hacer un máster de Comunicación Empresarial en la Universidad de Barcelona. Mi experiencia profesional no llenaba páginas de un curriculum sin embargo, Quique no dudó en extender su mano y darme la oportunidad de que desarrollara un área específica de Comunicación, en su proyecto en la Universidad Virtual de la que formaba parte en ese momento. También esto último habla de la admiración que tiene Quique por la gente que estudia y el respeto a las personas que como yo estábamos empezando profesionalmente.
Decir en estas líneas que me parece totalmente injusta la detención de Quique es ya una obviedad, pero como las cosas que son obvias son las que menos se ven, lo digo para que no haya dudas de que se está cometiendo un error sin medidas. Hay un dicho que me gusta repetir y que en este caso es más que acertado: “El que no la debe no la teme” y quiero referirme al hecho de que Quique no estaría en su Chile natal, si tuviera algo que ocultar, si fuera el delincuente que quieren ver algunos.
Recuerdo perfectamente cuando nos dijo que estaba pensando en volver a Chile, por sus hijas, para que estuvieran cerca de la familia. Para nosotros fue una gran tristeza, porque pensábamos en lo mucho que nos harían falta y así ha sido desde que se fueron de Barcelona a la tierra que los vio nacer, pero sabíamos que el paso que daban era para bien, para mejorar y para ver a sus hijas crecer en armonía, en el nuevo Chile democrático y plural de hoy. Por esa razón es más frustrante esta noticia y ver cómo están tratando a Enrique Villanueva, abriendo heridas que estaban más que sanadas.
Todos los que lo conocemos sabemos que nos quedamos cortos con las palabras, aunque escribamos más de mil hojas con todas sus virtudes, pero lo hacemos porque sumando y sumando, quizás podamos lograr que vuelva la cordura de quienes lo inculpan sin sentido.

Vanesa Alvarez Abasolo
          ESPAÑA